Transcrito de un artículo que me enviaron en Internet. Lamentablemente no tengo los datos de origen del artículo.
El especialista japonés Masaru Emoto explica cuáles son las facultades curativas del agua
Ese vaso de agua que se toma usted cada vez que siente sed podría curarle una enfermedad o traerle prosperidad a su vida. ¡Sí, es verdad!, aunque suene a cuento chino o más bien japonés, pues precisamente de este último país es el especialista Masaru Emoto.
Él asegura que “el agua alberga sentimientos, emociones, pensamientos y prosperidad… De ella depende nuestra salud y, tratada de diferentes modos, podría curarnos múltiples dolencias”.
En 1994 tomó unas muestras de agua pura, congeló unas gotas, las examinó y las fotografió. Las imágenes mostraron hexágonos cristalinos perfectos, parecidos a los copos de nieve. Después tomó agua de un río contaminado e hizo el mismo proceso y notó que mostraban una imagen totalmente desestructurada.
Luego de más de diez mil imágenes y de extraer muestras de países como Inglaterra, África, Argentina y Brasil, entre otros, el científico estuvo por primera vez en Colombia, en donde analizó el agua del Río Bogotá y del Acueducto de Cali, dio conferencias y le propuso al alcalde bogotano, Luis Eduardo Garzón, una cátedra para que los pequeños capitalinos conozcan su investigación y tomen conciencia sobre el tema.
¿Cómo se puede sanar por medio del agua?
El 70 por ciento de nuestro cuerpo está conformado por agua. Mi experiencia como médico alternativo me llevó a la conclusión de que para sanar alguna enfermedad no se necesitan drogas ni químicos. Lo más importante es el agua que tenemos en el cuerpo.
¿Cómo sería el proceso?
El cuerpo está formado por vibraciones. La persona se enferma cuando se empieza a dar una vibración anormal en alguna parte de él. En ese momento, el agua puede tratar de volver al primer estado de vibración y llevarse el dolor consigo. Gracias al medidor de resonancias magnéticas se puede saber en qué lugar del cuerpo hay dolor y luego se puede proporcionar un agua que cure la dolencia, sin necesidad de drogas o medicinas.
¿Son curaciones a largo plazo?
Podrían serlo si, además, la persona lleva una vida sana y toma conciencia de lo que la rodea. No más ondas magnéticas de aparatos que emitan señales negativas, una alimentación muy sana y, eso sí, siempre agradecer antes de tomar un vaso de agua y decir: por ti siento gratitud y amor.
¿Por qué la voz, las emociones humanas y hasta el ambiente pueden alterar la estructura del agua?
Porque hacen que se modifique. La vibración es la misma información que contiene el agua. Toda la información que alberga la estructura se hace visible cuando se fotografía una gota de agua en estado de congelación.
¿Y cómo fue su experimentación con la música vs. el agua?
Esa fue una de las sorpresas más grandes que me lleve durante todo el proceso. Logré transformar patrones irregulares de agua contaminada en bellos cristales, al someter las pruebas a la audición de música clásica y religiosa. Y al contrario de la belleza, también obtuvimos horrorosas estructuras al someter el agua congelada a música como heavy metal.
¿Y con las palabras?
Las palabras son vibraciones de la naturaleza. De esa forma, palabras hermosas crean una naturaleza hermosa, palabras horrendas crean naturaleza horrenda. Esa es la raíz del universo.
¿Qué tipo de agua toma usted?
Solo bebo cerveza (risas)… La verdad es que normalmente bebo agua destilada del grifo con agua que tiene vibración, esa es la mejor.
¿Qué tal está el agua en Colombia?
Según las formas de los cristales que he visto hasta ahora, puedo decir que el agua de Colombia tiene muchas posibilidades de sanar. Aunque lo cierto es que en los cristales se reflejan los problemas sociales que tiene el país. La belleza de la naturaleza que tiene este país, no se equipara con los cristales.
¿Hasta ahora cuál ha sido el cristal más bello que ha visto?
El que aparece en las gotas de agua congeladas, que salen de un frasco en el que 24 horas antes escribí las palabras: amor y gratitud.
¿Quién es el Dr. Emoto?
Masaru Emoto nació en Yokohama (Japón) y, aunque estudió arte y comunicación internacional, dejó sus negocios y se apasionó por el estudio del agua. Hoy tiene 60 años y es un experto mundialmente reconocido en el campo de la investigación sobre ella. Ha publicado 12 libros y adelanta un programa con Naciones Unidas para crear conciencia en los niños sobre la importancia del agua en la vida.