Wednesday, June 25, 2008

Nuestra Madre Tierra

La mayor parte de nuestras creencias son, en un momento dado de nuestra vida, producto de las influencias que recibimos. Dichas creencias forman parte de nuestro propio ser que podemos causar daño a nuestros congéneres por no compartir dichas creencias, o podemos morir a fin de sostener nuestras ideas. Llega un momento en nuestras vidas que revisamos nuestras creencias y podemos llegar a conclusiones idénticas a las que hemos sostenido a través del tiempo o, por el contrario, cambiar radicalmente nuestra forma de ver la vida..

Para el ser humano ha sido una gran aventura el pasar de un ser viviendo el día a día, como todos los animales, preocupándose por la comida diaria, recolectando los frutos de los árboles y la tierra, pasando luego a la caza de animales, hasta llegar al cultivo de plantas que le dieron la oportunidad de crear una civilización que no ha parado hasta ahora. En este transitar por las edades el hombre ha tomado posición con relación a su medio en el que vive. Hoy por hoy, al menos por parte de los grandes poderes que dominan la tierra (en lo político y lo religioso -que no es despreciable), somos los reyes de la creación. Sin embargo, desde el inicio de la civilización ya hubo pensadores que dejaron en claro que somos una parte más de todo un universo. En la Odisea, de Homero, se menciona que no existe en la naturaleza ningún ser viviente inferior al ser humano.

Pero, lo creamos o no, no somos más que pequeñas creaturas con altas pretensiones. Éstas nos llevan a menospreciar incluso a nuestros propios congéneres. Nos hacemos la guerra entre nosotros mismos, ponemos condiciones muy difìciles de cumplir para entregar alimentos y hacemos lo posible para someternos los unos a los otros. Somos pequeñas creaturas jugando a ser grandes.

La naturaleza, nuestra madre tierra, nos reclama. Por ello estamos viendo su reacción en todos el planeta. Inundaciones frecuentres, sequías terribles, huracanes más violentos, desaparición de glaciares y, por ejemplo, la desaparición de los casquetes polares.

Creo que ponerme en un púlpito a predicar sobre nuestro comportamiento no es viable. Nadie cambia por palabras de un simple mortal. Pero tenemos que reflexionar qué hacer...

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