De repente nos encontramos delante de una crisis. Real o no, es una crisis causada por el incremento en los precios de los alimentos. Pero hay noticias que nos molestan, no nos gustan y difícilmente podríamos decir algo distinto.
Hace unas dos décadas se dispuso importar semillas, en nuestro país, por supuesto. Se quitaron incentivos al sector agrícola, se descuidaron planes o programas de mejoramiento de los cultivos, se desarticularon instituciones de investigación y desarrollo del sector agropecuario. Ahora, tras el anuncio de la crisis alimentarias nos dedicamos a decir que hay que reactivar el agro. Mas vale tarde que nunca, podríamos decir, pero es muy triste que lo hagamos tarde.
Lo que si resulta chocante es leer notas como la que este día The Independent saca en su edición electrónica y que titula: "What a waste: Britain throws away £10 billion of food every year" La nota dice que los británicos botan 4.4 millones de manzanas; 1.6 millones de bananas; 1.3 millones de botes con yogurt; 660,000 huevos; 550,000 pollos; 300,000 paquetes de cereales y 440,000 comidas preparadas. El problema es que la comida descartada no es comida en descomposición o incomestible, si no comida buena, que por una u otra razón se descarta. Mientras, en varios países pobres han comenzado disturbios por la falta de alimentos.
El problema no solo puede verse en un sentido económico. Hay que verlo desde varias ópticas; pero favoreciendo el análisis objetivo del problema, lo que dificultará entenderlo completamente, pues uno de los ingredientes del problema es la codicia.
El desperdicio de los alimentos del que habla la nota tiene que ver con prácticas culturales de una sociedad en la que hay una aparente abundancia. Las exigencias impuestas en la higiene en los alimentos también han generado este tipo de conducta. Pero, en nuestros países este despilfarro tendría que meditarse muy bien para tratar de evitarlo.
Hace unas dos décadas se dispuso importar semillas, en nuestro país, por supuesto. Se quitaron incentivos al sector agrícola, se descuidaron planes o programas de mejoramiento de los cultivos, se desarticularon instituciones de investigación y desarrollo del sector agropecuario. Ahora, tras el anuncio de la crisis alimentarias nos dedicamos a decir que hay que reactivar el agro. Mas vale tarde que nunca, podríamos decir, pero es muy triste que lo hagamos tarde.
Lo que si resulta chocante es leer notas como la que este día The Independent saca en su edición electrónica y que titula: "What a waste: Britain throws away £10 billion of food every year" La nota dice que los británicos botan 4.4 millones de manzanas; 1.6 millones de bananas; 1.3 millones de botes con yogurt; 660,000 huevos; 550,000 pollos; 300,000 paquetes de cereales y 440,000 comidas preparadas. El problema es que la comida descartada no es comida en descomposición o incomestible, si no comida buena, que por una u otra razón se descarta. Mientras, en varios países pobres han comenzado disturbios por la falta de alimentos.
El problema no solo puede verse en un sentido económico. Hay que verlo desde varias ópticas; pero favoreciendo el análisis objetivo del problema, lo que dificultará entenderlo completamente, pues uno de los ingredientes del problema es la codicia.
El desperdicio de los alimentos del que habla la nota tiene que ver con prácticas culturales de una sociedad en la que hay una aparente abundancia. Las exigencias impuestas en la higiene en los alimentos también han generado este tipo de conducta. Pero, en nuestros países este despilfarro tendría que meditarse muy bien para tratar de evitarlo.
No comments:
Post a Comment