Uno de los libros que me han gustado mucho, por el relato de intrigas y juegos sucios es "La Doble Helice" , de James Watson. En este libro se expone el aspecto humano de los científicos, luchando por gloria, prestigio y, quien sabe, poder. Lo interesante es que también da lugar a visualizar lo que, desde siglos antes, ya se sabía: hay una especie de amnesia según el origen de la fuente de información. Y no solo en el aspecto académico o científico, sino en todos los ámbitos. Creemos lo que queremos creer; es difícil creer lo que no queremos creer.
Los antiguos griegos conocían que la tierra era redonda. Inclusive, Eratóstenes de Cirene calculó el diámetro de la tierra, hace más de dos mil años. Sin embargo, los siglos oscuros que siguieron a la muerte de la ciencia, marcados por la muerte de Hipatía, los poderes optaron por imponer la creencia que la tierra era plana. Todo aquel que trataba de redescubrir estas verdades científicas era desplazado. Como ejemplos, dentro de este contexto, el sabio más famoso que tuvo que sufrir la vergüenza de verse obligado a retractarse es Galileo Galilei. No digamos los herejes dentro del cristianismo, sufriendo algunos la muerte por la hoguera. Se pretendía ignorar aquellas verdades que contradecían la verdad oficial y, con la negación venía la amnesia, como si nadie, ni nada se hubiera dicho.
Dichos como "Nadie es profeta en su tierra también forman parte del Síndrome que mencionamos. Se ignora lo dicho por alguien que no sea parte del establecimiento o del poder. Se ignora y se pretende que no hay nada.
El problema con dicho síndrome es que implica mucho peligro para la prosperidad de las sociedades. El Síndrome abarca, como ya hemos dicho, todos los aspectos de la vida humana. Hace unos meses, por ejemplo, hubo un fenómeno inexplicable en los cielos: un cometa expulsó gases cuando no debería hacerlo. Cómo esto, por el momento, es imposible explicarlo, se pretende que no pasó nada. Los medios apenas mencionaron el fenómeno. ¿En qué nos afecta? Probablemente en nada. Pero esto demuestra que todavía tenemos la capacidad de mentirnos, de ocultar aquello que nos contradice la forma que vemos el mundo.
En religión, el Síndrome es más que evidente. Solamente creemos lo que queremos creer. Y nada más. Inclusive se llega a la violencia para sostener los puntos de vista, o someter nuestros puntos de vista a nuestro prójimo. Basta leer un poco de historia general para ver dicha realidad.
En política no digamos. Le tenemos fe a los medios, una fe que supera a todo tipo de fe, por un decir. Si se ha dicho en la TV, por ejemplo, lo creemos. No nos cuestionamos cual es la línea que sigue la TV, por mucho que digan que son objetivos e imparciales.
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