Es difícil distanciar el turismo de la comida. No importa el tipo de comida, de menú, lo cierto es que se asocia un sitio con un determinado tipo de alimentación, a pesar de que pueda servirse “comida internacional”. En El Salvador, por ejemplo, se le ha dado mucho énfasis a las pupusas y, cuando se oyen entrevistas destinadas al consumo turístico, se mencionan las pupusas.
Pero la alimentación y el turismo son algo más que un solo platillo típico. Tampoco tiene que ver con una variedad infinita de platillos, pues es parte de todo un espectro de posibilidades que se tienen al momento de ofrecer la variedad gastronómica de un sitio. Lo importante es que la comida tenga una garantía con relación a la calidad, tanto sanitaria como sensorial.
Esta forma de enfocar la relación entre los alimentos y el turismo proporciona los pasos para que todo turista quede atrapado en las redes de la hospitalidad que un sitio puede proporcionar y, o regresa o recomienda a sus amistades y familiares los sitios en los que hizo turismo.
En este caso es importante tener en cuenta que el turismo tiene que ver con un área determinada por la gente que no solo se encuentra ubicada en un espacio definido, sino por su cultura que, a su vez, está nutrida por la cultura y la historia de un sitio. Esto vale más si lo vemos desde el punto de vista de desarrollo de la industria turística que tenemos, incipiente y con muy poca infraestructura en estos momentos.
Es importante, por ello, que con relación a los alimentos, se hagan los esfuerzos para elevar la calidad de los platillos típicos nacionales (o los platillos en general), por lo que se debe crear una base sólida de expertos técnicos; todo el mundo debe colaborar y todos tenemos el derecho de hacer el esfuerzo en este sentido; debemos formar una cultura más abierta que permita aprender unos de otros, de tal forma que todo el mundo salga ganador de estos esfuerzos.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment