Leyendo sobre esta fruta se encuentra que esta fruta es rica en carbohidratos, tiene minerales como calcio, fósforo y hierro, y vitaminas como tiamina, riboflavina y niacina del complejo vitamínico B. Su sabor para refrescos es delicioso, al menos para la gran mayoría de salvadoreños. Además, el tamarindo, es rico en potasio y en menor medida en sodio, hierro, calcio, magnesio y vitamina C. Algunos de sus ácidos componentes (hidrocítico, succínico y tartárico) bloquean la acción de las células receptoras de grasa.
El tamarindo llegó a América traído por los españoles, probablemente al principio de la Colonia. Su cultivo rápidamente se extendió en las zonas tropicales de nuestro país y del resto de lo que fue antiguamente el Virreinato de Nueva España (que comprendía México y lo que ahora es centroamérica).
El árbol crece en zonas tropicales y subtropicales, y alcanza hasta 20 m de altura. De cada ejemplar se pueden cosechar varios kilos de la fruta sin cuidados especiales. Su madera es resistente, de buena calidad y fácil manejo; sus raíces son un abono natural para el suelo, ya que al ser una leguminosa establece relaciones con bacterias fijadoras de nitrógeno, que aportan este valioso elemento al suelo, y sus hojas procesadas a través de un composteo son un excelente mejorador para la textura del suelo, además de que aportan nutrientes para el desarrollo de nuevas cosechas.
El tamarindo tiene propiedades nutritivas únicas, gracias a su contenido de ácido tartárico y cítrico, ya mencionado, y su gran cantidad de vitaminas y un altísimo contenido de fibra, casi tanto como el coco. Consumirlo es una manera natural de obtener los nutrientes que nuestro cuerpo necesita, por lo que se podría considerar como un excelente complemento alimenticio multivitamínico.
También es un valioso recurso para la industria textil (de él se extraen tintes de color negro), así como en la medicina tradicional, que a lo largo de los años de esta especie la ha utilizado para el tratamiento de múltiples enfermedades, con más o menos éxito, pero que no han sido documentadas anteriormente. Sin embargo, dado su contenido nutricional muy alto, debe reconocerse sus efectos benéficos en nuestra salud.
Además, el tamarindo (Tamarindus indica) presenta actividad antimicrobiana contra bacterias, específicamente sobre la Escherichia coli. El efecto antimicrobiano se presenta particularmente en la fracción liposoluble a partir de la pulpa.
El Tamarindo (Tamarindus indica), pese a ser un árbol conocido en nuestro país, El Salvador, ha tenido un bajo perfil en relación a su consumo y a su potencial económico para nuestros agricultores. En lo personal, me llama la atención este hecho puesto que veo que se promueve cultivos como el del Noni, por ejemplo, que es un fruto muy beneficioso, pero que vendría a significar el desplazamiento de cultivos nativos. Aunque el Tamarindo no es nativo de nuestro país, cuatrocientos años después de haber sido introducido, difícilmente podríamos decir que no pertenece ya a nuestro patrimonio nacional.
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