Curiosamente encontré dos notas en los periódicos de la red algo que se puede vincular. La primera de ella era la de un Gourmet que decía que "mi estómago no es un basurero", razonando sobre la calidad de la comida que compraba para consumir. La otra nota no era precisamente sobre la exquisitez de los alimentos que consumimos, sino sobre la responsabilidad personal que cada uno debe tener para protegerse de las enfermedades y la mala nutrición al seleccionar nuestras compras de comida. Esta última nota se hacía referencia a la preocupación de los chinos sobre el caso.
En el primer caso, el tipo se jactaba que él consumía lo mejor que podía haber en el mercado. En el segundo caso, las recomendaciones que hacía los responsables de la seguridad de los alimentos en China era que debería tomarse las medidas adecuadas para seleccionar los alimentos que se consumen. Debe conocerse, decían, el origen de los alimentos, asegurarse que no se haya vencido su tiempo de vida de anaquel y que cumplan con los requisitos mínimos de ley. Para el caso de alimentos procesados lo mínimo que se podría ver son los permisos de la autoridad competente.
Esto es de sentido común. El problema, cuando uno se pone a pensar seriamente en ello, es que en nuestro caso las autoridades no tienen el control completo de todo lo que se vende en el campo de los alimentos. La leche, para poner un ejemplo muy general, está tratada con peróxido de oxígeno, para evitar el crecimiento de microorganismos. Esta práctica de manufacturación no es indicada para la conservación de la salud, por su capacidad cancerígena que tiene el químico mencionado.
Es de sentido común, pero cuando se tienen las bases mínimas de educación en la materia. Y en esto hay que trabajar mucho y depende de que se tome conciencia de ello.
Esto es de sentido común. El problema, cuando uno se pone a pensar seriamente en ello, es que en nuestro caso las autoridades no tienen el control completo de todo lo que se vende en el campo de los alimentos. La leche, para poner un ejemplo muy general, está tratada con peróxido de oxígeno, para evitar el crecimiento de microorganismos. Esta práctica de manufacturación no es indicada para la conservación de la salud, por su capacidad cancerígena que tiene el químico mencionado.
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