Prosperidad y Economía

La prosperidad se asocia con frecuencia con el dinero, con la economía. Sin embargo, la prosperidad no tiene que ver con la economía, sino con algo más complejo: las relaciones entre seres humanos, individualmente y colectivamente. Asociamos la prosperidad con la economía porque hemos perdido el rumbo: creemos que el dinero lo es todo y que éste es la solución a nuestros problemas. Tampoco diremos que el dinero no tiene un valor tangible. De hecho, es una de las medidas con la que valoramos nuestro trabajo, nuestras propiedades y mercancías. Es obvio que nuestra valoración también es una medida en la que otros miden nuestro trabajo o nuestras propiedades también.

Todo ello, la valoración que le damos al dinero, puede estar bien. El problema que el dinero, la economía, ha eclipsado todo y nos ha transtornado el rumbo, en términos individuales y como especie. Hemos evolucionado desde que nuestros ancestros comenzaron a caminar en dos miembros. Hemos llegado a dominar nuestro entorno, pero nos hemos comportado irracionalmente, a pesar de que las luces de sabios y grandes hombres nos han mostrado el camino. Por ejemplo, en la Odisea leemos que en la tierra no hay ninguna especie de animales inferiores al ser humano. Sin embargo, nos hemos comportado sin el respeto a nuestros compañeros de viaje en esta tierra viajera.

El momento actual nos da una idea muy clara de lo errado en que hemos caminado. Se caen las monedas, producto de las especulaciones hechas con propiedades, monedas y materias primas. Probablemente no hemos visto la tragedia a la que nos enfrentamos, y ojalá ésta no sea muy grave. Es la economía, se puede decir. Pero en realidad, es la ambición de muy pocas personas, de nuestra especie humana, que atentas en contra de la misma especie... No digamos más de las guerras, en las que están muriendo muchos, entre hombres, mujeres y niños y niñas, que no tienen ninguna responsabilidad en ellas, pero que no dejan de ser víctima de la ambición de unos pocos. Tampoco digamos más de los medios de comunicación, cómplices en la violenta conducta de esos pocos...

Si no evolucionamos, estaremos condenados a dar paso a otra especie que sepa aprender de sus errores.