Uno tendría que imaginarse, bajo los estándares actuales de la vida moderna, el crecimiento de la cantidad de vehículos en un país como China, de más de mil millones de habitantes. En especial si nos ponemos a pensar en los niveles de crecimiento económico que tiene, y probablemente tendrá en el futuro próximo. Si se piensa en la contaminación natural que se produce con el aumento de vehículos de gasolina, o diésel, uno puede suponer que el ambiente en china será muy contaminado.
Pero noticias como la que comento, y de la cual ya había indicios de así iba a suceder, nos dan una idea de la tendencia en la que se mueve el mercado de combustibles, así como de las alternativas que se han encontrado para sustituir al petróleo, en ese ámbito. Linde, Shell y el gobierno Chino han construido ya la primera estación de servicio en la que se alimentan a los vehículos con Hidrógeno.
La noticia, sin embargo, no es una sorpresa, puesto que ya una empresa alemana, que produce vehículos en China, ha pronosticado sacar al mercado los vehículos con combustible de hidrógeno para una fecha, ahora ya no tan lejana, del 2010. Con ello, el ambiente no tendría que resentir las miles de toneladas de combustible quemado (convertido en CO2 y otros gases de combustión) que los nuevos vehículos, de quemar petróleo, emitirían en su momento.
Pero noticias como la que comento, y de la cual ya había indicios de así iba a suceder, nos dan una idea de la tendencia en la que se mueve el mercado de combustibles, así como de las alternativas que se han encontrado para sustituir al petróleo, en ese ámbito. Linde, Shell y el gobierno Chino han construido ya la primera estación de servicio en la que se alimentan a los vehículos con Hidrógeno.
La noticia, sin embargo, no es una sorpresa, puesto que ya una empresa alemana, que produce vehículos en China, ha pronosticado sacar al mercado los vehículos con combustible de hidrógeno para una fecha, ahora ya no tan lejana, del 2010. Con ello, el ambiente no tendría que resentir las miles de toneladas de combustible quemado (convertido en CO2 y otros gases de combustión) que los nuevos vehículos, de quemar petróleo, emitirían en su momento.
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