
A la par, la rapidez con la que comemos, también nos impide disfrutar el sabor de nuestros alimentos y una de las muchas consecuencias es que no solo nos puede dar una indigestión, también la rapidez en el consumo de nuestros alimentos nos hace comer más de lo debido, antes de sentirnos satisfechos.
En realidad, las “buenas maneras” en la mesa se están perdiendo aceleradamente en estos tiempos modernos. Una norma de etiqueta, del año 1836 decía: “Nada indica a un buen hombre de casta que la manera apropiada de comer. Cualquier hombre puede vestirse muy bien y sostener una conversación agradable, pero si no es un perfecto caballero, la cena lo traicionará”. Es de lamentar que esto se puede observar con mucha frecuencia, en especial ahora, en que existen muchos restaurantes de comida rápida y que todo el mundo es visible para todo el mundo.
Unas cuantas reglas, tomadas de la página de la organización californiana de Historia, Laha, y que recomendaríamos también en estos tiempos son:
- No juegue con los cubiertos de mesa ni juegue con el pan.
- No ponga sus codos sobre la meta, ni se siente muy lejos de la mesa.
- No hable muy fuerte en la mesa.
- Si es posible, nunca estornude en la mesa.
- Nunca empuje la silla mientras se encuentra en la mesa.
- No hable con la boca llena.
- No abra la boca mientras esté masticando, sino mantenga sus labios cerrados. No es necesario mostrar a la gente que mastica sus alimentos.
- Nunca indique que ha notado algo no placentero en los alimentos.
- Nunca deja la mesa antes que el resto de las familias o invitados, sin pedir excusas.
- Tome la sopa con el lado de la cuchara, sin hacer ruido.

De hecho, siempre se recomendaba, como regla de etiqueta, nunca quedar saciado en la mesa, sino levantarse con un poco de hambre, lo cual no deja de ser una recomendación que tiene que ver con la salud también.
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