Thursday, December 20, 2007

Sobre las enfermedades alimenticias

Al revisar las estadísticas del Ministerio de Salud encontraremos que se reportan gripes y enfermedades gastroinstestinales en términos bastante generales. Algunos investigadores dicen que dichas estadísticas no reflejan más que los síntomas principales de causas que se originan debido a diversas bacterias que atacan a los alimentos y que no son identificadas. Es necesario hacerlo con fines de diagnóstico y ataque a la enfermedad, para prevenir mayores brotes de dichas enfermedades.

Leyendo en la red sobre dichas enfermedades enocntré que el Centro Europeo para la Prevención y Control de enfermedades reporta un incremento en las infecciones por Listeria; y una reducción en las infecciones por salmonella y campilobacteria. Como decía, y repito, en nuestro país no se puede hablar de ello puesto que no existen estadísticas confiables para poder diferenciar los tipos de infección que sufre nuestra población.

Lo que uno puede reflexionar sobre estos datos que aparecen en organizaciones fuera de nuestro país es que deberíamos alarmarnos cuando éstos mencionan que se han encontrado bacterias resistentes a los bactericidas. Y, como podríamos suponer, estas bacterias viajan facilmente como viajan sus portadores. Somos un país lleno de emigrantes, que van y vienen frecuentemente, que es posible que tengamos un brote de cualquier enfermedad cuya causa sea difícil de erradicar.

La listeriosis es una enfermedad que se reporta más mortal que la salmonelosis y campilobacteriosis. Es altamente peligrosa para las mujeres preñadas, causando abortos y problemas relativos a la preñez. La listeriosis se puede adquirir en las comidas rápidas, en quesos, en mariscos (que no se cocinan) y en algunos productos cárnicos.

Si agregamos el hecho de que las prácticas de manipulación de los alimentos es deplorable, para los negocios que tienen que ver con ello, podremos suponer que estamos en riesgo y que, por no saberlo, no nos atemorizamos por el momento. Sin embargo, parece ser que nuestra pobreza y nuestra ignorancia nos han hecho seres con alta tolerancia a la contaminación bacteriana, esperemos.

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