El viernes 23 de septiembre pasado, en "La Matías" hubo una jornada educativa sobre el VIH. De los conferencistas, dos eran médicos y una tercera, una señora portadora del virus. Los dos primeros retrataron al virus, la tercera le puso el rostro humano.
Existen 14,000 casos nuevos diariamente de infección de VIH en El Salvador, según los datos proporcionados por los doctores. O sea, 10 casos por minuto. Y, de éstos, 6 casos diarios de SIDA, tres en adolescentes y tres en adultos, día con día. Este año han habido 350 muertes y ha sido la séptima causa de muerte en hospital en 2004. Además, la relación entre hombres y mujeres afectados es de 1.5 hombres por mujer.
Pero los datos son fríos. La señora, en cambio, dió su perspectiva como portadora que ha desarrollado el síndrome. Lo interesante es que no se presentó como víctima, puesto que sí lo es (de un marido promiscuo) y de una sociedad ignorante e insensible, como lo es la sociedad salvadoreña. Esto último es más dañino que el mismo virus. El virus, al fin, es como todo virus: sigue un proceso de vida y de afectación a la salud como los otros. Pero la discriminición y la estigmatización, aniquilan.
Aniquilan no solo a la persona, por cierto, aniquilan a la sociedad, al volverla insensible.
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