Alarma por aumento de la población obesa

El titular no es mío, sino una copia de titulares que cada vez más se encuentran en los periódicos y noticieros en todo el mundo. Y esto es contrastante con el problema de la pobreza y de la desnutrición que se encuentra en todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que la obesidad alcanza a un millar de millones de gente en todo el planeta. En los Estados Unidos, la obesidad es cercana a más de la mitad de su población. En El Salvador, pese a los contrastes que existen entre ambas naciones, las estadísticas son similares.

La OMS reconoce también que, como parte de los factores que intervienen en el crecimiento de la obesidad es toda una serie de hábitos modernos que se han creado a lo largo de estos últimos años. La falta de actividad física es uno de ellos, pero que tiene que ver mucho con la economía de los países. Y cuando hablamos de economía, hablamos de consumismo, de publicidad, de comercio mundial y de todo lo que implica la actividad de ganar dinero, a cualquier costa.

La OMS recomienda el consumo de verduras en la dieta, de mayor actividad física en todos los niveles y recomienda que vivamos mejor, con hábitos más sanos. Su llamado cae en un saco roto, por cierto: somos pasivos porque tenemos videos, juegos en Tv, en los que no nos movemos, sino solo para abrir el refrigerador. Comemos comidas rápidas (en su preparación y en su egullición, por cierto). Fumamos los cigarros que nos hacen sentir vaqueros, bebemos las bebidas que nos hacen sentir deportistas, sin hacer deporte, obviamente. En fin, imitamos la vida.

Es el comercio, la empresa libre, contra la salud. Y, ¿quien gana? Los nicas tienen un dicho que dice: "Traga más pinol quien tiene más grande su boca?". Vivimos inmersos en un mar de anuncios que nos dicen lo que debemos comer, beber, usar, donde viajar, etc. Somos impulsados a hacer lo que nos dicen, no lo que queremos. Y, por cierto, y para que me entiendan, no estoy diciendo que la publicidad es mala. Si tengo un producto y no le digo a nadie que lo tengo, claro, no lo vendo.

Para evitar caer en la manipulación comercial, comenzemos a educarnos, a conocer lo que hacemos, lo que comemos. Debemos comenzar a discernir entre publicidad y realidad. Por el momento (que durará muchos años y años), la batalla la gana el comercio.






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