1. Regula la temperatura
2. Protege contra la pérdida del agua.
3. Protege contra el ataque bacteriano o microbiano.
4. Provee al organismo de un medio sensorial.
5. Sintetiza la vitamina D
6. Mantiene todos los sistemas en una sola "cápsula".

De lo anterior es lógico deducir que para mantener esta defensa natural de nuestro organismo debemos darle los cuidados mínimos. El jabón es el primer elemento de mantenimiento. La buena nutrición es otro armamento con el cual fortaleceremos nuestra piel.
La piel se compone de epidermis, dermis e hipodermis, que se ordenan de la superficie hacia el interior del cuerpo. Cada una de estas capas tienen funciones especializadas y son objeto de muchas investigaciones y experimentaciones.
La epidermis es la capa que soporta los mayores ataques ambientales, pero es una capa que se renueva con mucha facilidad, siendo un tejido que, sin que haya sido dañado, renueva sus células ciclicamente, botando las células viejas para reponerlas por nueva.
Obviamente, en este pequeño bosquejo no puede exponerse en forma total el cuido de la piel. Pero basta un solo consejo por el momento: limpiar diariamente la piel, con jabón o con cremas limpiadoras. La piel de la cara debe cuidarse con mayor cuidado, no solo por la salud que representa, sino porque es parte de nuestra ventana hacia el mundo exterior.
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