Thursday, November 01, 2007

Dr. House

Una de las series que me gusta ver en TV es Dr. House, que acá, en El Salvador, lo transmite VTV (canal 35). Debo confesar de que es uno de los programas que disfruto bastante al verlo. Pero también debo aclarar que hay una diferencia entre lo que me gusta y lo que puede ser, o no ser, bueno, en términos de calidad del programa, en su contenido como en su forma.

Por lo general la trama de cada uno de los capítulos de la serie tiene el mismo esquema central. El Dr. Gregory House "es un médico huraño aunque brillante que trabaja en el departamento de diagnóstico del ficticio Hospital Universitario Princeton-Plainsboro de Nueva Jersey", según lo define Wikipedia. Al hospital llegan diferentes casos médicos que, en algunos casos, el diagnóstico es bastante complicado por los síntomas que presentan los pacientes. Me parece que gran parte del éxito de dicho programa está en los distintos personajes muy bien delineados que actúan durante el desarrollo de cada capítulo. No pienso hacer más comentarios sobre ello, puesto que el comentario que me interesa hacer no tienen que ver con el show, sino con el mensaje que pretende dar el show.

En la televisión norteamericana, de la que gran parte de sus programas se ven en Latinoamérica (doblados al español, por supuesto), se presentan muchos programas sobre policías y ladrones; sobre soldados y guerras y, en menor proporción, de médicos y enfermos. Ahora, por ejemplo, uno de los programas que más impacto han tenido en la teleaudiencia, es 24. Podemos entender por qué.

Pero, al igual que los programas sobre policías, detectivos, FBI y otros similares, Dr. House también tiene el mismo objetivo (que no necesariamente es malo o de agenda oculta): presentar a la medicina como un misterio tan grande y complicado que se necesitan genios para poder descifrar lo que los humildes pacientes ni se imaginan qué es lo que padecen.

Por un lado, celebro este tipo de programas que, a la par de ser emocionantes, también se presentan como el lado sublime de una ciencia que tiene en sus manos la vida y la muerte (como dirían los personajes de novela que a Gregory House le gusta ver en TV).

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