En mis conversaciones siempre hay alguien que me pregunta cómo puede rebajarse sin complicarse tanto. De por si la inquietud es bastante difusa, puesto que la complicación a la que se refieren no está definida, ni se tiene conciencia sobre lo que se refieren. Así, para unos resulta complicado hacer una dieta, seguir las instrucciones de un nutricionista o, simplemente, hacer ejercicio.
Sin embargo, siempre recomiendo que se consulte a un médico, antes de iniciar cualquier plan de reducción de peso. También es necesario consultar con un nutricionista. Algunos me dicen que ni consultan a unos ni a otros. A estos les recomiendo que se ilustren un poco sobre la nutrición: las grasas, las harinas, el azúcar, las proteínas, las calorías; es decir, que se familiaricen con todos los términos que tienen que ver con la dieta diaria. Luego, que hagan un pequeño inventario de todo lo que comen durante todo el día. Si es posible, que hagan una lista por escrito, para tener algo en concreto. Luego, tratar, en lo posible, de eliminar concientemente aquellos alimentos que les proporcionan muchas calorías. Sin embargo, todo esto es difícil de seguir y, algunos con los que hablo, me dicen que no pueden seguir una dieta estricta.
Rebajar de peso requiere de sacrificio, no importa cuanto querramos deshacernos de esa idea. La mayoría de veces se ha aumentado de peso en un periodo de tiempo bastante largo y, rebajar rápidamente, como desea la mayoría de gente, es casi que imposible. Se puede tomar algunas estrategias, aún sin consultar a un médico o a un nutricionista, pero requiere que nos ilustremos adecuadamente.
En la termodinámica clásica se sabe que, en un sistema determinado, toda cantidad de materia y energía que entra a un sistema debe ser la misma que la que sale, menos lo que se acumula dentro del sistema. Y esto es una ley en todo el Universo. Por lo tanto, todo lo que comemos debe ser igual a todo lo que sale de nuestro cuerpo, en términos de materia y energía. En conclusión, si no consumimos la energía que introducimos en nuestro cuerpo, se acumula. Y lo hace en forma de grasa. Por lo que, en primer término, hay que "regular" lo que comemos. Evitemos, en principio, comer demasiado.
¿Cuánto es demasiado? Es difícil que alguien que está acostumbrado a comer mucho pueda cuantificar ese "demasiado". Pero hay que tomar algunas estrategias para lograr convertir ese demasido en algo que se pueda ponderar. La principal estrategia que se puede tomar es masticar bien nuestros alimentos. Se lee, por ejemplo, en algunos libros sobre alimentación, que debe masticarse al menos unas 40 veces cada bocado. Hay que hacerlo. Nos producirá una sensación de satisfacción del hambre que nos preparará a comer un poco menos.
Otra táctica que hay que tomar es beber abundante agua. Al menos, dos litros diarios. Otra forma de alimentarnos es dividir nuestros alimentos en pequeñas porciones y éstas tomarlas en cuatro o cinco tiempos. Pero nunca sobrepasar la cantidad diaria de alimentos.
Luego, preparar "bocadillos" para los entremesas, pero estos bocadillos es mejor preferirlos de vegetales, como rajas de Apio, pues aplacan el hambre y no dan calorías adicionales.
Hay algunos otros consejos, pero luego los pondré más adelante...
Saturday, August 19, 2006
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