Un cuento que me decían en mis tiempos de estudiante de secundaria era que en los países europeos a los niños no se les daba a beber café, pero sí, vino y cerveza. Terminaban diciendo que el café era muy dañino para un niño, o más dañino que beber vino o cerveza, con moderación, por supuesto. El café ha venido siendo criticado desde hace mucho tiempo, pero ha sido una bebida muy popular que han determinado la economía de muchos países, incluido El Salvador.
Algunas personas no pueden dormir si toman una taza de café al final de la tarde. Otras, se toman la taza de café antes de dormir y duermen muy bien. Es el efecto de la cafeína, dicen algunos.
El café también tiene su aspecto cultural. Me reía con un amigo cuando me ofreció 'una taza' de café. Me dió a escoger entre dos tipos de tazas, una más grande que la otra. Yo prefería, le dije, que me diera el café en un pocillo. Que una taza o tacita no me satisfacía. Por otra parte, el café se toma sin azúcar, aunque la mayoría de la gente lo prefiere tomar azucarado. O peor, le gusta agregarle edulcorante artificiales, por aquello de las calorías. Sin embargo, el café debe saber a café, no a caña, aunque el sabor apenas se note.
Cuando digo que tomo café me refiero a que tomo la solución de café percolada, nunca café solubizado, secado con aspersión o liofilizado. El mejor café es el café percolado, hervido, o cocinado directamente de la semilla. El café soluble no tiene el sabor y el aroma del 'verdadero' café.
Entre los beneficios de consumir café se cuenta la prevención contra el mal de Alzheimer. Mi abuela, ya lo he dicho anteriormente, tiene 103 años de edad y se encuentra muy lúcida. Todos los días se tomaba su taza de café, y lo continúa haciendo. Ahora se han descubiertos otras bondades, como el de prevenir la cirrosis hepática. Es decir, tengo que seguir tomando cafecito...
Friday, August 25, 2006
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