Thursday, November 03, 2005

El Chocolate: Bebida de Dioses


Escrito está en el Tonalámatl, el libro de los augurios de los sacerdotes de la diosa Xochiquetzal, la historia de cuando los dioses, compadecidos de los trabajos que pasaba el pueblo tolteca, resolvieron que uno bajara a la tierra para ayudarles, enseñándoles las ciencias y las artes. Decidieron que fuera Quetzalcóatl, que hacía tiempo se empeñaba en ayudar a los toltecas, quien tomara forma humana y descendiera sobre Tollan, la ciudad de los hombres buenos y trabajadores.
Escrito está en el Tonalámatl, el libro de los augurios de los sacerdotes de la diosa Xochiquetzal, la historia de cuando los dioses, compadecidos de los trabajos que pasaba el pueblo tolteca, resolvieron que uno bajara a la tierra para ayudarles, enseñándoles las ciencias y las artes. Decidieron que fuera Quetzalcóatl, que hacía tiempo se empeñaba en ayudar a los toltecas, quien tomara forma humana y descendiera sobre Tollan, la ciudad de los hombres buenos y trabajadores.
Y así se hizo: “Quetzalcóatl descendió por un rayo de la estrella de la mañana, dejando asombrados a los toltecas con su aparición, particularmente por su indumentaria hecha toda de una materia luminosa, y por su blanca y rizada barba, luminosa también. Todo el pueblo comprendió que aquel aparecido no era un simple mortal y , desde luego, le rindió adoración, rompiendo sus feos y oscuros dioses de barro.
Junto con Quetzalcóatl, dominaba el dios Tláloc (“el señor que está dentro de la tierra”) , el dueño de las lluvias, dador de la vida y dueño de las almas separadas de los cuerpos. Reinaba también Xochiquetzal (“flor emplumada”) la diosa de la alegría y el amor, esposa de Tláloc y descubridora del pulque. Todos los dioses eran buenos, y dirigidos por Quetzalcóatl enseñaron al pueblo tolteca el saber, hasta hacerlo sabio y artista, conocedor de la marcha de los astros, lo que le permitió medir el tiempo y señalar en el calendario el cambio de las estaciones para aprovechar las lluvias y levantar las cosechas.
Quetzalcóatl les dio además a los toltecas el don de una planta que había robado a los dioses, sus hermanos, quienes la guardaban celosamente, porque de ella obtenían una bebida que, pensaban, sólo les estaba destinada a ellos. Quetzalcóatl sustrajo el pequeño arbusto de flores rojas, prendidas a largas ramas de hojas alargadas, inclinadas hacia la tierra, a la que ofrecía sus oscuros frutos. Plantó en los campos de Tula el arbolito y pidió a Tláloc que lo alimentara con la lluvia, y a Xochiquetzal que lo adornara con flores. El arbolillo dio sus frutos y Quetzalcóatl recogió las vainas, hizo tostar el fruto, enseñó a molerlo a las mujeres que seguían los trabajos de los hombres, y a batirlo con agua en las jícaras, obteniendo así el chocolate, que en el principio sólo tomaban los sacerdotes y los nobles.
Fue licor sagrado y lo tomaban agrio o amargo. Más tarde se le mezcló con miel, y a la llegada de los españoles, éstos le agregaron azúcar y leche, tomándolo caliente y haciéndolo la bebida de lujo de la época colonial.


El cacao sirvió como referente comercial para los pueblos mesoamericanos, incluyendo, como veremos, a los pueblos más al sur. Su bebida, como lo reseña los párrafos anteriores, es néctar para los dioses. Hay más de 100 usos medicinales para dicha bebida, desde la cura de anginas, palpitaciones del corazón y prolonga la vida de quien lo consume como base regular.

Debra L Miller, menciona que en sus investigaciones encontró que los Kunas de Panamá (viven en las Islas de San Blas), beben unas cinco tazas de chocolate al día y mantienen una dieta alta en sodio. Sin embargo, no padecen de tensión arterial alta. En cambio, cuando se transladan a vivir en las ciudades, cambian sus hábitos, no toman chocolate y su tensión alcanza el promedio de las gentes que viven en dichas ciudades.

El Cacao tiene muchos componentes, tales como la teobromina, polifenoles, feniletilamina, fenilalanina y tirosina, entre otros y entre los que se han identificado. Los flavonoles son los componentes mayoritarios, que tienen gran capacidad antioxidante. El chocolate, la bebida del Cacao, ni engorda, ni provoca caries, colesterol o acné; pero lo mejor, según la antropóloga Helen Fisher, es que cuando se toma se activan las mismas regiones cerebrales que cuando nos encontramos en las primeras fases de enamoramiento. Placer, euforia y pasión. Un buen estímulo para salir de la monotonía.

Además, el Chocolate reduce la ateroesclerosis, que es el producto de los procesos oxidativos en las capas de las venas del sistema circulatorio. N.D. Fisher, investigador nutricionista, encontró que la ingesta de Chocolate induce a la formación de óxido nítrico en las mismas venas (Herbalife, por cierto, es vanguardista con relación al Oxido Nítrico).

En fin, si el Cacao y su bebida, el Chocolate es bueno para la salud, es bueno para mi y para usted!
Que Viva el Chocolate

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