Bueno, lo cierto es que la INTERNATIONAL FOOD INFORMATION COUNCIL (IFIC) FOUNDATION ha publicado un estudio en el que se encuentra que el consumidor promedio, a pesar de tanta información que recibe sobre salud, nutrición y bienestar, se encuentra confundido.
El reporte de la IFIC indica que los consumidores tienen el deseo de cambiar su dieta para obtener una mejor salud. Un 57% de los que fueron consultados, por ejemplo, dijeron que habían hecho cambios en su dieta en los últimos seis meses para mejorar su salud a través de la dieta. Dos tercios de ese grupo había hecho cambios para bajar de peso.

Por ejemplo, dos tercios de los consultados se preocupan de la cantidad y tipos de grasa en sus dietas. Sin embargo, cuando se les preguntó la relación de los diferentes tipos de grasa para el consumo sano, del 30% al 50% respondieron que las grasas no son ni saludables ni dañinas. Cuatro de 10 consultados, sabedores de lo que eran las grasas mono y poliinsaturadas dijeron que eran dañinas a pesar de que hay guías nutricionales para consumir más de este tipo de grasa (estamos hablando de que en Europa y en Estados Unidos se promueve el consumo de este tipo de grasas).
Algunas de las confusiones que encontraron en el estudio incluyen:
* Los consumidores carecen del entendimiento de las calorías y el estado del peso corporal corriente: 9 de 10 consultados no fueron capaces de estimar con exactitud su consumo calórico diario.
* Tres cuartos de los consumidores se consideraban con "sobrepeso", a pesar de que ellos estaban "obesos", basado en su Índice de Masa Corporal real.
* Para los consultados, el gusto y el precio, más que la conveniencia, los induciía a comprar productos alimenticios.
* Solo un tercio de los consumidores cree que la información sobre la salud que ellos reciben es consistente.
Dicho en pocas palabras, hay mucha confusión con relación a la nutrición, la dieta y la salud. Nos miramos al espejo y parecería que no nos viéramos.
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