Thursday, May 18, 2006
Estados Unidos tiene el 23% de los gordos del mundo.
Ser gordo no es símbolo de opulencia. Es símbolo de enfermedad. Hace algunos años, casi tres décadas, recuerdo que entre mis compañeros de estudio había uno que usaba lentes, y le decíamos "el choco", y había uno solo que era obeso, y le decíamos "gordo". Luego, leíamos algunas revistas en las que se daba un perfil del gordo: eran graciosos, risueños y con un buen carácter, producto de su gordura. Claro, eran revistas. Ahora todo ha cambiado. Hoy es extraño ver niños delgados en las escuelas y vemos a muchos usando lentes.
La obesidad no es sinónimo de buena nutrición. Al contrario, es símbolo de una mala nutrición y, sobre todo, es producto de la manipulación que hacen los medios de producción sobre la población. Uno puede ver gente que se queja de lo caro que están los productos alimenticios (acá, en El Salvador y en una fila del supermercado, como me pasó ayer) y ver que van comiendo golosinas o "churritos", como conocemos las frituras de queso hechas acá.
Los gordos, en América Latina, sobre todo en el área de mayor influencia cultura de los usamericanos, son algo común en la vida cotidiana. Los latinos viviendo en Estados Unidos se encuentran entre la gente con mayor sobrepeso. Pero, en general, en Estados Unidos se encuentra el 23% de las personas obesas del mundo, según una investigación demográfica reciente.
Lo contrastante es que, pese a esta epidemia de gordos y gordas, en los Estados Unidos se encuentran las mayores empresas que se lucran con los productos nutricionales más efectivos para combatir esa plaga. Además, es contrastante la visión que ellos tratan de dar a todo el mundo sobre esta plaga. Hollywood no hace películas con personajes gordos, sus mujeres son casi anoréxicas y sus hombres son musculosos. Pero, como Rock Hudson, aparentan lo que no son.
Lo cierto es son un país de consumo irracional que se acumula en forma de grasa en sus cuerpos.
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